EL ARTE DE MANIFESTAR: LA INFLUENCIA DE LA PALABRA Y LA FE
Por: Jorge Brotons S
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El poder de la palabra |
Hola muy buenos y bendecidos días. En el día de hoy te voy a hablarte del poder de la palabra
y te explicaré que es la fe y su enorme poder, que hará cambios en tu vida para
que desaparezcan para siempre y se abran puertas y caminos que te llevarán a la
solución de ese problema o de ese bloqueo en concreto que vives.
Lo que te voy a transmitir no es para que los creas
ciegamente, sino para que los pongas en práctica y los compruebes. De esta
manera te sorprendas del enorme poder que tienes.
Vamos a trabajar con dos de los principios más
poderosos y fundamentales en el proceso creativo, estos son: El Poder de la
Palabra y La Fe.
LA INFLUENCIA DE LA PALABRA
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La palabra, base de la creación |
La palabra es creadora. Y esto a sido un secreto a
voces, todos los grandes maestros y todos los libros sagrados nos lo han dicho
a lo largo de la historia y de diferentes culturas. Para hablar de este tema me
basaré en un libro de conocimiento metafísico muy poderoso, La Biblia.
Por ejemplo, en el Génesis Capítulo 1 versículo 3 “Dios
dijo…” en estas sencillas palabras podemos notar varias cosas, la primera Dios uso
la palabra para crear y segundo la uso con autoridad y convicción.
En el Nuevo Testamento en el Evangelio de San Juan
Capítulo 1 versículo 1 dice: “En el principio era el verbo. Y el verbo estaba en
Dios, y el verbo era Dios.”
Si volvemos al Génesis en el Capítulo 1 versículo
26: “Y por fin dijo: Hagamos al hombre al hombre a imagen y semejanza nuestra…”
y en el versículo 27 nos dice: “Creó Dios al hombre a imagen suya: a imagen de
Dios le creo…”
Como podrás observar nos están diciendo que la
palabra es Dios. Está con Dios y es Dios mismo. Aún más nos creó a su imagen y
semejanza, con lo cual, cada vez que hablamos somos Dios, somos Dios creador.
Cada vez que usamos la palabra estamos usando el poder divino el poder creador
de Dios. Estamos usando la palabra para crear o para destruir.
Tal vez por eso en el Éxodo Capítulo 20 versículo 7
nos dice: “No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque no dejará el
Señor sin castigo al que tomare en vano el nombre del Señor Dios suyo”.
Así que si la palabra es Dios y Dios es creativo,
aquí tenemos una clara advertencia de no usar la palabra de forma banal, pues
seremos castigados. Es por eso que la palabra es creativa o destructiva y aquí tenemos
una evidencia en donde Dios al crearnos nos dio libre albedrio, podemos usar la
palabra de manera constructiva o destructiva.
La palabra siempre va a ser creadora, creará nuestro
paraíso o nuestro infierno.
Cada vez que tú te dices a ti mismo palabras
negativas, es que estoy muy mal, estoy enfermo, los negocios están muy mal, el
dinero no me alcanza, etc. Estás usando la palabra para describir la situación,
para describir tu situación emocional y material. Por el contrario, la palabra la
tenemos que usar para transformar la situación.
No expliques lo malo que está todo y tu situación negativa,
sino que dirige ese poder creativo, el poder de la palabra, dirige el poder de
Dios para crear la situación ideal que tú deseas. Ese es el poder de la
manifestación.
Como vimos en el Evangelio de San Juan, el
evangelista se refiere al verbo, y se refiere en concreto a Dios. En otras
traducciones dice que en el principio era el verbo y el verbo se hizo carne y
habitó entre nosotros. Esta versión la utilizan para referirse a Jesús, pero
como todo en la biblia hay otras posibles interpretaciones, lo que significa que
el verbo, la palabra que tú expresas, al hacerse carne significa
materializarse. Entonces se puede entender que acabas manifestando esa
realidad. Terminas creando esa realidad. Finalizas haciendo que eso ocurran en
tu Ahora, hay muchos versículos bíblicos donde se explica esto.
EL PODER DE LA FE
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Como Jesús curó al criado del centurión en Cafarnaúm |
Y te preguntarás, ¿dónde encaja la Fe? hay un capítulo en el Evangelio de Mateo, Capítulo 8 versículos del 5 al 13, el
evangelista nos narra "Como Jesús curó al criado del centurión en Cafarnaúm", por
la importancia que reviste para nuestro tema en cuestión te contaré el relato
completo:
“Y al entrar en Cafarnaúm le salió al encuentro un
centurión, y le rogaba.
Diciendo: Señor, un criado mío está postrado en mí
casa paralítico, y padece muchísimo.
Dícele Jesús: Yo iré, y le curaré.
Y le replico el centurión: Señor, yo no soy digno de
que tú entres en mi casa; pero mándalo con tú palabra, y quedará curado mi
criado.
Pues yo, hombre sujeto a otros, como tengo soldados
a mi mando, digo al uno: Ve, y él va, y al otro: Ven, y viene; y a mi criado: Haz
esto, y lo hace.
Al oír esto Jesús, mostró grande admiración, y dijo
a los que le seguían: En verdad os digo que ni en Israel he hallado una fe tan
grande.
Yo os digo que vendrán muchos de oriente y de occidente
y estarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.
Mientras que los hijos del reino serán echados fuera
a las tinieblas: allí será el llanto, y el crujir de dientes.
Después dijo Jesús al centurión, Ve, y sucédate
conforme has creído. Y en aquella hora quedó sano el criado".
No sé si lo sabes, pero los romanos estaban considerados
como Gentiles. El término "gentil" en el contexto de la comunidad
judía se refiere a personas que no son judías. Proviene del latín
"gentilis", que significa "perteneciente a una nación o
pueblo". En la tradición judía, los gentiles son aquellos que no siguen la
fe o las prácticas del judaísmo. Sin embargo, es importante señalar que el término
puede tener diferentes connotaciones dependiendo del contexto en el que se
utilice.
En la época de Jesús, los judíos tenían normas muy
estrictas sobre la pureza ritual y las interacciones con gentiles,
especialmente con los romanos, que eran considerados opresores. Entrar en la
casa de un gentil, como un centurión romano, podía implicar una contaminación
ritual, lo que era visto como problemático para la comunidad judía.
Sin embargo, el Nuevo Testamento relata que Jesús sí
tuvo interacciones con gentiles, incluyendo el centurión romano, lo que
subraya su mensaje de inclusión y amor hacia todas las personas,
independientemente de su origen étnico o religioso. Esto fue un aspecto
revolucionario de su enseñanza. Es por eso que el centurión, al ser conocedor
de las costumbres judías le dice a Jesús “no soy digno de que entres en mi casa”,
mostrando un gran respeto hacia Jesús y las costumbres judías.
Hecha esta aclaratoria, continuemos.
Habrás notado las poderosas palabras del centurión, él
era consciente que cuando una persona tiene autoridad, la palabra se convierte
en ley y lo que dice, se hace.
Veamos ahora cómo generar la autoridad en tu mente
para poder crear tu realidad, al cual está Jesús poniendo el ejemplo.
Entonces, “al oír esto Jesús, mostró grande
admiración, y dijo a los que le seguían: En verdad os digo que ni en Israel he
hallado una fe tan grande”. En otras palabras, la fe no viene de la religión
que profesas. La fe viene de la persona que la práctica de verdad.
Y Jesús se maravilló con estas palabras del centurión.
Si Jesús se asombro es para que tú también te asombres y entiendas el poder detrás
de este relato. El centurión expresó exactamente lo que es la fe. La fe es
usar la palabra con autoridad para decir las cosas como quieres que sean y
aún más importante: no dudar, porque sabes que te va a obedecer. Cuando
tú te haces consciente que el verbo es Dios y que cuando usas el verbo hay una
creación entonces, ya no dudas.
¿Recuerdas lo que le pasó al apóstol Pedro? Estaba caminando
sobre las aguas igual que Jesús y cuando dudo comenzó a hundirse en el mar (Mateo
14:22-33). Y ¿cuáles fueron en ese momento las palabras de Jesús? “Hombre de
poca fe: ¿por qué dudaste?"
A lo largo de toda la Biblia encontraremos muchos
pasajes donde se nos habla del poder de la palabra y la fe y en todos siempre nos
dan el mismo mensaje:
Primero: La palabra es creativa, para bien o
para mal, siempre crea una realidad.
Segundo: la fe es usar la palabra con autoridad,
creer y no dudar.
El problema es cuando hablas para describir tu mala
situación o cuando hablas para crear tu situación, pero dudas al decirlo. Tienes
que hablar con la autoridad de un centurión romano, cómo le habla a sus tropas o
sus criados. Tienes que hablar como Jesús hablaba para crear una realidad.
Como habrás notado no importa la religión, no
busques fuera el poder que te fue otorgado por Dios mismo, creé en el único
poder que hay, que es el poder de Dios y el poder de Dios es la palabra. Es el
verbo. Y recuerda: “El verbo era con Dios y era Dios mismo”.
“Después dijo Jesús al centurión, Ve, y sucédate
conforme has creído. Y en aquella hora quedó sano el criado.”
El criado no fue sanado por lo que Jesús dijo al
Centurión. Fue sanado por lo que el Centurión dijo a Jesús porque eso venía
acompañado de una fe inamovible. Así que la palabra es creadora y es Dios.
Siempre y cuando vaya acompañada de la creencia, de la certeza, de la convicción,
de la verdadera fe del poder que tú tienes en tu interior.
Tú eres Dios y tú vas a crear tu realidad, debes
hacer que eso ocurra, por lo que es muy importante que entiendas el poder que tienen
las palabras.
Deja de repetir las afirmaciones como un loro. Debes
creer, estar convencido de lo que dices.
El que cree de verdad llama a las cosas que todavía
no son como si ya fueran. Jesús dice: "todo lo que pidáis en oración, creyendo
que ya lo tenéis, lo recibiréis". Si la palabra es el pensamiento hablado, cuando
tú hablas de algo que no es como si ya fuera, lo que estás usando es el mismo
poder creador que enseña Jesús en la Biblia.
Ahora, cuando tengas un problema, cuando tengas un
bloqueo, cuando tengas una dificultad en tu vida, debes dejar de hablar de él y
en su lugar hablarte a ti mismo de la realidad que quieres vivir, recuerda que
debe ser en tiempo presente o como si ya fuera. Esto debes hacerlo con discreción,
no cuentes tus planes. Cada vez que Jesús sanaba un enfermo, creado un milagro,
decía “id y no se lo contéis a nadie”.
No pierdas tu tiempo tratando de convencer a otros,
invierte ese tiempo, esa energía, convenciendo a tu mente, es muy importante que entiendas
esto.
Triunfa, y después te preguntarán cuál es tu secreto,
pero antes de eso te llamarán loco.
Por eso no trates de convencer a nadie, aparta a la
gente dañina de tu vida y utiliza tu energía en manifestar tu realidad. Así
que, te van a llamar loco, hasta que manifiestes tu destino, no convenzas a la
gente, convence a tu mente, usa la palabra para crear tu realidad, no para
convencer a un escéptico de cómo puedes crear tu realidad, que tus
manifestaciones sean tan grandes, que no puedan ignorarte.
Ahora, te preguntarás ¿se puede aprender a tener fe?
Y si es así ¿cómo lo hago?
En el libro: Piensa y Hágase Rico, de Napoleón Hill,
uno de los maravillosos libros de desarrollo personal, en la página número 53
nos habla del poder de la fe.
“La fe es un estado mental que se puede inducir o crear con la afirmación o con las repetidas instrucciones al subconsciente, a través del principio de autosugestión. Usted puede convencer al subconsciente de que crea que recibirá lo que está pidiendo, y eso actuará en esa creencia, que su subconsciente le devolverá en forma de fe. Acompañada de planes precisos para procurar lo que usted desea”
En otras palabras, podemos convencer al subconsciente
de que crea que está en posesión de lo que deseamos en nuestra vida, y
también podemos utilizar nuestro subconsciente para poder crear planes
estrategias que nos permiten lograr ese objetivo. Al mismo tiempo que atraemos
oportunidades, circunstancias y personas que nos permitan manifestar eso que
deseamos en nuestra realidad.
Y aquí surge la pregunta ¿cómo puedo reprogramar mi subconsciente? “La
repetición de la afirmación de órdenes a su subconsciente es el único método
conocido del crecimiento voluntario de la emoción de la fe”.
Lo que te comenté hace un momento, podemos repetirnos
ciertas afirmaciones como loros, o podemos hacerlo con convicción, con emoción
en ciertos momentos del día para así poder reprogramar nuestro subconsciente acrecentando
de esta manera nuestra fe y nuestra creencia en que aquello que deseamos ya es
una realidad en nuestra vida. Y así estimular a nuestro subconsciente para que
a través de la inspiración podamos recibir planes estrategias para poder
obtener lo que deseamos.
El autor nos dice: “Con los pensamientos que han
sido emocionalizados, o sea cargados emocionalmente, y mezclados con la
fe, empiezan a traducirse en su equivalente físico o su contrapartida”.
En otras palabras, todo pensamiento que sea cargado
emocionalmente y mezclado con la fe, la certeza o la seguridad, se manifestarán
en nuestra realidad.
Y continúa diciéndonos: “Cuando te dirijas a tu
subconsciente compórtate tal como lo harías si ya estuvieras en posesión del objeto material que estás pidiendo, tu subconsciente traducirá en su
equivalente físico por el medio más práctico y directo cualquier orden que tú
le des en un estado de convicción o de fe en que la orden se llevará a cabo”.
Como habrás notado en todo lo que te he dicho hay
varios puntos importantes que resaltar:
Primero recuerda lo que dijo el centurión: “Pues yo, hombre sujeto a otros,
como tengo soldados a mi mando, digo al uno: Ve, y él va, y al otro: Ven, y
viene; y a mi criado: Haz esto, y lo hace". La fe es usar la palabra con
autoridad, creer y no dudar. Tienes que hablar con la autoridad de un centurión
romano, cómo les habla a sus tropas o a sus criados.
Entonces cuando te dirijas a tu subconsciente tienes
que hacerlo con autoridad, tienes que impresionarlo, y eso se logra con la
carga emocional que le pones a las palabras que usas.
Recuerda algo muy importante, los militares son
entrenados de dos formas: los oficiales son entrenados para dar órdenes y los
subordinados para recibirlas, en ambos casos hay un lavado cerebral. Cuando un
oficial da una orden lo hace con emocionalidad y no duda que las tropas
obedecerán y el soldado es entrenado para no cuestionar y obedecer.
Si nosotros usamos este principio nuestro
subconsciente es un soldado, y el no cuestiona, el solamente cumple órdenes, es
por eso que debemos actuar como el oficial, que da la orden con seguridad, sin
dudar y con emocionalidad, para así impresionar al soldado, en este caso a nuestro
subconsciente.
Segundo: la fe es un estado mental que podemos inducir, así como el oficial
aprende a dar órdenes a las tropas, nosotros podemos aprender a darle órdenes a
nuestro subconsciente. Empieza con cosas pequeñas para incrementar tu seguridad.
Tercero: hay momentos del día que son más propicios porque tenemos conexión directa
con nuestro subconsciente, estos son: apenas nos despertamos, después del
almuerzo y antes de quedarnos dormidos, porque estamos en un estado alfa. Pero podemos
inducir ese estado aprendiendo a relajarnos.
Cuarto: puede convencer al subconsciente de que crea que recibirá lo
que está pidiendo, y eso actuará en esa creencia. Esto lo logramos con la
visualización, con la imaginación de estar disfrutando de lo que queremos.
Dicha visualización debe estar cargada de la emoción del disfrute de lo que
deseo, en otras palabras ¡ya lo tengo!
Y si te preguntas ¿Es fácil este proceso?